14 de septiembre de 2010

Semana en líneas #15

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El alma humana es un misterio inexplicable. No podemos saber por qué Daniel Sand eligió dejar sola a su pobre hermana. Pero usted tiene que olvidarse de él. Recuerde que hay dos cosas en la vida por las que no merece la pena llorar: lo que tiene remedio y lo que no tiene remedio.
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El amor no es un concepto, sino un instante. Una mirada silenciosa que te clava en los ojos de alguien que sabe exactamente quién eres y lo que necesitas.
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-Es cierto que los libros mienten, señor Branagran. Sin duda. Pero la cosa no acaba ahí. Las novelas están llenas de mentiras, pero ocultas entre ellas hay todavía más verdades, sin lo que usted califica de mentiras las páginas serían demasiado frágiles para la verdad.
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-A veces pienso, mi querido Osgood, que todos los libro buenos están sin terminar. Simplemente tienen que simular estar terminados por la conveniencia del público. Si no fuera por los editores, ningún autor llegaría nunca al final. Tendríamos muchos escritores y ningún lector. Por eso no debe derramar ni una lágrima por Drood. No, es una situación envidiable: me refiero a que cada lector puede imaginar su final ideal, y todos ellos estarán satisfechos con el final que han elegido en su cabeza.
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Había en sus ojos un leve brillo de añoranza, no como el de Nuba, que echaba de menos a su hombre, sino más bien parecido al de Aer: un anhelo de algo que se escapaba al entendimiento de Bipa. Un deseo de estar en otra parte, una "Otra parte" que tal vez habían visto en sueños o a través de los cuentos de una madre.
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Pero en el fondo estaba pensando en otra cosa. Estaba pensando, no sin cierto dolor, que era verdad, que Aer era como el viento, inasible, inalcanzable, tan ligero como un soplo de brisa, tan lejano como el lugar donde nacían los copos de nieve.
Tan diferente a ella...
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-Vivir la vida-dijo-, eso no tiene precio. Quien no haya pasado nunca frío no apreciará el valor de una hoguera. Quien nunca haya llorado no disfrutará de los momentos de risas. Quien no haya pasado hambre no valorará un plato de estofado caliente. Quien no conozca la muerte no sentirá amor por la vida.
>>Los etéreos pierden la capacidad de sentir, de emocionarse. Eso es lo que nos hace amar la vida. Los etéreos buscan la existencia sin límites y al mismo tiempo renuncian a las cosas que valen la pena. Serán etéreos, sí. Pero estarán eternamente vacíos.

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